La vida es círculos y ciclos. Es subidas y bajadas. Es temporadas y momentos. Y cualquier otra analogía que aplique, puede que la enfrentes en nuevas incógnitas. Y eso también es cierto. No es demasiado tarde para avanzar, sabiendo que seguirás encontrando la gracia y resiliencia a cada paso del camino. Esto no significa que el camino que tienes por delante vaya a ser fácil, pero lo importante es que sepas que todos los segundos, minutos, horas, días, meses y años que ya has vivido no han sido en vano. Has aprendido y cargas con la experiencia y las lesiones contigo cada día. En terreno pedregoso, has aprendido a mantener los pies en el suelo. En la montaña, has aprendido a respirar y a tomártelo con calma. En el valle, aprendiste a concentrarte en el sol y a buscar en el río. Y junto al río, aprendiste a descansar y a curarte. A través de todos los paisajes que has atravesado, has vivido y aprendido cosas importantes. Aunque no hayas sido capaz de articular todo lo que has aprendido, sabes que has existido. Existes y eres un ser humano. Que respiras, aprendiendo a estar en el presente. Has ganado sabiduría cada día con cada interacción en cada sentido. Sigues avanzando en este paisaje, sabiendo que todas las experiencias son lecciones. Nada es en vano. Que cada mañana, atardecer y anochecer, sea recordatorio que a pesar de, no es el final.