Bueno, esto no es que lo creas, sino que es un hecho. Yo me llamo Fernando. ¿Y por qué me llamo Fernando? Porque mi padre también se llamaba Fernando. A su vez, mi abuelo no se llamaba Fernando, pero mi tío abuelo sí. Digamos que es costumbre poner este nombre en mi familia, y estoy contento con ello. Es un nombre que, por suerte, me gusta. Si no me gustase, la verdad es que sería una faena. Pero es primordialmente por eso, porque mi padre se llamaba igual, y algunos miembros de mi familia también.