Vivimos en una época donde las redes sociales han creado una ambigüedad entre jóvenes y mayores, haciendo que los adultos se comporten como niños y los niños se comporten como adultos jóvenes. La individualización del grupo de consumo y la creación de retropías nos alejan cada vez más de la madurez sexual real y nos inundan con contenidos violentos y la vulgaridad se normaliza. En esta era de la inmediatez ya no hay guías sociales y la línea entre lo falso y lo real en internet se desdibuja, haciendo desaparecer la diferencia entre niños y adultos. Esto provoca que los niños pierdan su inocencia en tan solo un día con el teléfono y que incluso los adultos se ven abrumados por la cantidad de información a la que están expuestos. En este mundo del espectáculo parece que la gente importante tiene que ser un rockstar en las redes sociales o de lo contrario no existen. El mercado de los videojuegos ya no está dirigido exclusivamente a los niños. Los niños se ven cada vez más expuestos a la sexualización prematura a través de la ropa y la publicidad comercial, lo que puede provocar enfermedades mentales en ellos. Es importante que tomemos conciencia de esta situación y que hagamos algo al respecto, debemos aprender a proteger a nuestros menores de la sobreexposición en las redes sociales y a la tecnología y fomentar en ellos valores como la madurez, la responsabilidad y el respeto por los demás. No dejemos que la sociedad de la inmediatez nos arrastre a una sociedad más infantil y sobre todo más vulgar. Chau, chau.