Por consecuente, recalco lo siguiente y es el hecho de que el lenguaje inclusivo no ha tenido, no tiene ni tendrá nunca ninguna utilidad real. Lo mires por donde lo mires. Oye, cada uno que hable como quiera, cada uno que se sienta como quiera, cada uno que piense lo que quiera, siempre y cuando, no me perjudiques a mí directamente, haz lo que quieras con tu vida. Pero esto es una soplapollez como un piano, no tiene más.