Pues, a ver, supongo que depende de la gravedad del asunto. Es decir, uno puede cometer muchos fallos y, por consecuente, rectificar en adelante y que todo pueda ir a mejor. Sin embargo, por ejemplo, cuando hablamos de traicionar la confianza de alguien, cuando hablamos, por ejemplo, de una infidelidad, al menos en mi caso en particular, yo, si bien podría perdonar el acto, jamás volvería a confiar de la misma manera en la otra persona. Entonces yo no cedería esa segunda oportunidad.