Sí, sí, sí, es que me pareció algo muy supremacista de que una marca, para imponer su poderío ante las demás o los demás, ¿sabes?, tenga que llegar a un recurso como este publicitario de que le anule la familiaridad y la emoción de una sonrisa. O sea, como que... Es que, de verdad, lo he puesto en práctica y lo he revisado.