Me parece bastante interesante tu reflexión. Por mi parte, a lo que me refiero es al hecho de que, bueno, de manera inherente todos tenemos nuestras preferencias. Ya sean por unas influencias o por otras, ya sea por un motivo X o Y, da igual, todos tenemos siempre unas preferencias. A mí me pueden gustar más las chicas rubias o las morenas, más altas o más bajas. Pero luego a la hora de la verdad, a la hora de conocer a alguien, ya soy yo el que más o menos se irá adecuando a lo que se me presente.

Es decir, al final todos tenemos nuestro prototipo de persona ideal, la cual sería nuestra pareja soñada. Pero a la hora de la verdad siempre hay que poner un poquito la balanza y ver qué cosas te encajan y qué otras tienes que amoldarte tú un poquito más a ella. Nunca vas a encontrar aquella perfección que se anhela porque realmente no existe o es muy difícil de encontrar.

Al final a lo que voy es al hecho de que no es que sea correcto o incorrecto bajar o no los estándares con respecto a lo que tenemos en mente que es nuestro tipo de pareja ideal, sino que al final todo se ciñe al hecho de conocer a la persona y determinar si te gusta o no. Así de simple. Mentualmente acabas haciendo una balanza, habrá aspectos que te gusten más, otros que menos, y ya verás cuál te pesa más de los dos, ¿no?