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Lo que está claro es que, en esta cuestión, lo más deplorable, por así decirlo, son aquellas personas las cuales pagan por este contenido. Que, oye, cada uno es libre de consumir lo que quiera, pero lo dicho, es bastante cuestionable, hasta el punto de que quizás serían dignos de ser remitidos al psiquiatra directamente. Por parte de la gente que crea el contenido, te podrá parecer más o menos ético, más o menos lícito, pero, en fin, les sale rentable.