Saben que me encanta la vainilla, pero es por esa persona tan especial que, al igual que el helado de vainilla, puedes hablar un montón de tiempo y no te cansas. ¡Qué bonito, qué profundo, qué romántico, por favor! Aunque también te digo una cosa. Yo no sé tú, pero en mi caso en particular, cuando consumo un helado de vainilla, especialmente ahora que empieza a venir el calorcito, yo no hablo con el helado. Yo me lo como. A mí me gusta hablar con personas, no con cosas inanimadas.