Amigos míos, compadres, hermanos de estéreo, ¿qué tal, cómo estamos? Vamos a llevar a cabo otra publicación hablando de cine. ¿Por qué? Pues porque me encanta el cine, no tiene más. Me gustaría para esta ocasión que indaguéis un poquito en vuestros hermosos corazones, más concretamente en los rincones más oscuros o donde se halle la tristeza. Damas y caballeros oyentes, la preguntita es la siguiente. ¿Cuál es la película más triste o que más os haya hecho llorar que hayáis visto en toda vuestra vida? En mi caso en particular, al igual que prácticamente todo el mundo, son unas cuantas películas, cuanto menos dramáticas, las que habré visto a lo largo de mi vida. Y yo no escondo la cabeza, soy una persona bastante sensible, de lágrima fácil y, en fin, a poca emoción que hay presente, acabo soltando alguna que otra lágrima de por medio. Sin embargo, hay una película que directamente no puedo ver. Una película que me genera una tristeza interior tan bestia, tan grande, que soy completamente incapaz de verla o al menos de volver a verla porque solo la he visto una vez en mi vida. Bueno, una vez y media. La segunda, lo dicho, no conseguí siquiera terminarla. El nombre quizás os toque un poquito. No es actual, ya os lo digo. Se llama Artificial Intelligence, Inteligencia Artificial, dirigida por Steven Spielberg. Una película del 2001. No os voy a desvilar siquiera el plot de la película. Os lo dejo para que, si acaso, le echéis un vistazo. Pero atentos a las consecuencias. Dicho esto, amigos míos, ¿cuál es la película más triste o que más os haya hecho llorar que hayáis visto en toda vuestra vida? Sobre la marcha, espero vuestras maravillosas y suculentas respuestas. O, mejor dicho, vuestras tristes respuestas. Un saludo y un fuerte abrazo.