Bueno, en el colegio a mí me encantaba masticar chicles, la goma de mascar, como le dicen también. Y lo que yo hacía era pegarlo siempre debajo de la mesa. Sí, sé que eso estuvo muy mal. Yo lo pegaba debajo de la mesa, hasta que un día la maestra se dio cuenta y delante de todos mis compañeros me hizo sacar todos los chicles de las mesas. Dios mío, todo el mundo se reía.